El Jardín de la Dignidad

Del jardín de la dignidad, 
tomé la flor más bella y perfumada
y la planté en el lugar más sagrado de mi corazón
el lugar... que nadie lo había ocupado.

Del jardín de la dignidad,
es el aroma que traigo en mis vestiduras,
al tomar en mis manos la flor más bella y perfumada,
esa flor que lleno mi vida con su perfume natural.

Del jardín de la dignidad,
son los recuerdos que hoy recorren por mi mente,
haciéndome vivir los bellos momentos que pasé
antes de tu partida.

Es de mi corazón que hoy…
sangra una herida, de noche y de día…
porque tú te has ido y tus recuerdos han quedado
grabados en mí… cual surcos profundos.

Es de mi corazón… que hoy…
se oye una voz que a gritos te pide,
por lo que tú más amas en la vida…
que vuelvas… antes que parta a la otra vida.

Porque son tus recuerdos los que me mantienen con vida,
esperando el día que tu regreses,
para llenar de alegría,
a este ser que te extraña… de noche y de día.

Tú sencillez y nobleza,
era la fragancia que infundías al hablarme,
tú fortaleza y honor de princesa,
era la luz que reflejaban tus ojos al mirarme.

Porque tú... eras la doncella
del jardín de la dignidad
que se vistía de pureza
y se adorna la cabeza con perlas preciosas.

Y yo él caminante que recorrió
las bellas praderas del jardín de la dignidad,
 y te tomo de entre las flores más hermosas
que adornaban el jardín de la dignidad.

(Beymar Jiménez Ruiz 20120427-20181030)